Accidentes, Covid y competencia: ¿Podrá Boeing volver a despegar?
La probabilidad de subirse a un Boeing a la hora de viajar en avión es altísima, pero la posibilidad de que dos aviones iguales tengan accidentes fatales en 5 meses, es baja.
Sin embargo, eso fue lo que pasó en octubre de 2018 y marzo de 2019. Dos aviones modelo 737 MAX 8, la última novedad de la compañía norteamericana, corrieron la misma suerte. A poco de despegar ambos aviones se accidentaron. Murieron 346 personas. No hubo sobrevivientes.
Se trataba de una situación sin precedentes: 5 meses, 2 aviones nuevos y el mismo fabricante.
La historia lo ameritaba. “Esto simplemente no pasa en la aviación moderna”, pensó Rory Kennedy, directora de uno de los últimos estrenos de Netflix: “Descenso: el caso contra Boeing”.
Sin entrar en detalles para que lo vean, les puedo adelantar que Kennedy entrevista a ex trabajadores, familiares, periodistas, expertos y sigue de cerca la investigación que hizo el Senado norteamericano. Con eso, da luces de las fallas estructurales internas que pusieron en jaque a una de las compañías norteamericanas con más historia, y que, hasta ese minuto, era siempre destacada por la seguridad de sus aviones.
La desconfianza
Los años que siguieron a los accidentes, estuvieron llenos de poca empatía, incertidumbre y desconfianza.
Poco después de que cayera el segundo avión, se suspendieron los vuelos del 737 MAX hasta nuevo aviso.
Fueron dos años de aviones en tierra, órdenes canceladas e intentos de control de daños.
El impacto para la compañía fue grande. Sin ir más lejos, y para que se hagan una idea, cuando lanzaron el modelo, Boeing vendió más de 5 mil aviones en tiempo récord. Eso transformó al MAX en el avión más demandado de la compañía. Pero ahora habían perdido a la estrella.
A eso se sumó la pandemia a poco andar.
Después de años muy complejos desde el punto de vista financiero, en enero pasado la compañía anunció que gracias un aumento de las entregas de aviones, habían podido generar efectivo por primera vez en tres años.
Fuente: Bloomberg, Research DVA Capital
Esa buena noticia no ayudó a matizar que, al mismo tiempo, anunciaron un aumento de costos en la fabricación del 787 Dreamliner (línea de aviones para vuelos más largos), por fallas durante el proceso y retrasos en las entregas.
El año pasado Boeing perdió más de US$4.290 millones y marcó el tercer año consecutivo de números rojos mientras intentan recuperarse de las crisis que los han golpeado.
Pese a que los números aún no los acompañan, David Calhoun, CEO de la compañía tiene fe en lo que viene. “2021 fue un año de reconstrucción para nosotros, y juntos superamos obstáculos importantes…Si bien tenemos más trabajo por hacer, estoy confiado en que estamos bien posicionados para celebrar nuestro progreso en el 2022 y los años que siguen”, comentó en una nota a sus empleados a principios de año.
La buena noticia para Calhoun es que pareciera que la memoria es corta. Las aerolíneas han retomado la confianza en el fabricante norteamericano. Así, las órdenes por el 737 MAX en 2021 alcanzaron las 749 unidades mientras que Airbus recibió un total de 659 órdenes por los Airbus a320 y a321 que son los competidores de la familia MAX (aviones de un pasillo para vuelos cortos).
Además, una noticia positiva para la compañía fue que recientemente China, que era el país que faltaba, levantó la restricción de vuelos al MAX.
Dicho todo esto, es importante recordar que la compañía no solo se dedica a hacer aviones comerciales. Boeing es un actor relevante en el segmento de defensa y uno de sus clientes más fuertes es el gobierno de Estados Unidos. Entonces, a pesar de lo impactante que parezca el documental, creo que la compañía tiene para rato.
El duopolio Boeing/Airbus
Calhoun tomó el control del día a día de la Boeing en medio de la crisis y después de despedir a Dennis Muilenburg de su puesto. El ejecutivo, que llevaba más de 15 años ligado a Boeing, se fue con US$62 millones en el bolsillo y hoy lidera una SPAC (Special Purpose Adquisition Company) que busca invertir en tecnologías emergentes en el sector aeroespacial y de defensa.
La dirección que le dé Calhoun a la compañía será esencial para devolverle la vitalidad después de la crisis de confianza y de los efectos del Covid-19. También para revertir la disputa por el liderazgo de la industria que tienen Boeing y la europea Airbus desde hace años.
Esta es una rivalidad que viene desde el siglo pasado. Antes Boeing era un líder indiscutido en la industria y muy reconocido por la seguridad de sus aviones. Sin embargo, poco a poco Airbus comenzó a ganar terreno y, como bien muestra el documental de Netflix, el lanzamiento de la versión de motores NEO (motores más eficientes en el uso de combustible) marcó un hito importante. Tanto que hizo que Boeing adelantara el lanzamiento del modelo MAX. Hasta aquí llego con este tema para evitar el spoiler.
Ahora, Calhoun tiene un desafío mayor. En el otro lado del mundo, China viene haciendo esfuerzos para fabricar sus propios aviones a través de su empresa COMAC. Ya lanzaron el modelo C919 que compite en el segmento del 737 de Boeing y los 320 de Airbus. Además, avanzan a paso firme en una alianza con Rusia para competir en los segmentos de aviones de mayor tamaño.
Mientras escribo esto, los mercados caen reaccionando a la invasión de Rusia a Ucrania, y dentro de las acciones que más caen están algunas relacionadas al turismo. Un nuevo golpe a la industria significaría casi una catástrofe para la compañía. Entre tanta incertidumbre para el futuro, lo que sí es seguro, es que desde ahora en adelante las personas se fijarán mucho más en el avión que se suben al momento de viajar.