¿Qué son las inversiones ESG? ¿Sirven?
Si buscamos que nuestras inversiones tengan en cuenta el desarrollo sostenible, nos encontraremos tarde o temprano con el término ESG. Partamos definiendo cada letra:
- E - Environmental - Medio Ambiente
Toma en cuenta principalmente conceptos relacionados al cambio climático, al uso responsable de recursos, o la contaminación emitida.
- S - Social
Una empresa vive dentro de una sociedad. Se debería preocupar por temas de interés en la comunidad donde opera, incluir factores de diversidad y cumplir siempre con los derechos humanos.
- G - Governance - Gobierno Corporativo
Se enfoca en la estructura interna de las compañías. Dilemas éticos, política de transparencia o la estructura de su directorio son temas relevantes.
Historia del término ESG
Los primeros indicios de Inversiones Socialmente Responsables (ISR) datan de hace más de 200 años, en el manejo de inversiones de los metodistas, que evitaban generar riqueza a costas del sufrimiento de otros.
El interés público por incluir estos temas en las inversiones comienza en la década de los 60s. La guerra de Vietnam da pie para que la sociedad empiece a exigir temas humanitarios a las compañías y los gobiernos. Algunos inversionistas eligen alejarse de inversiones en la industria del tabaco o relacionadas al Apartheid en Sudáfrica.
En 2004, se empezó a usar el término ESG para resumir estas tendencias y el cambio de filosofía en las inversiones.
En 2005, se crea el primer índice corporativo de sustentabilidad, el Dow Jones Sustainability Index.
En 2011, se funda la Junta de Estándares de Contabilidad Sustentables (SASB, por sus siglas en inglés).
En los últimos años, el interés se ha disparado, principalmente por los efectos y riesgos que plantea actualmente el cambio climático.
Principales actores en el desarrollo futuro
Frente a la complejidad del problema, es necesario alinear incentivos para que la sociedad en conjunto trabaje con un objetivo en común.
Los entes reguladores
Los gobiernos y distintas entidades fiscalizadoras tienen la misión de definir las reglas del juego para el resto de los partícipes. Desde definir impuestos específicos para ciertas actividades, a proveer fondos para la investigación de nuevas tecnologías.
Los emprendedores
El desarrollo de nuevas tecnologías es una parte trascendental en esta carrera contra el cambio climático. Disminuir el costo de la generación de energía limpia, o mejorar la efectividad de la captura de carbono son un par de ejemplos de la importancia de avances en estas áreas.
Los inversionistas
Desde los institucionales (BlackRock, State Street, Vanguard, por ejemplo), hasta los más pequeños, el flujo de capital hacia proyectos de sostenibilidad puede acelerar el cambio, disminuyendo el costo asociado a estas iniciativas.
Actualidad Sustentable y Críticas
Desastres naturales, sequías e inundaciones han puesto en primera plana los efectos del cambio climático.
En el lado de las inversiones, el anuncio más fuerte vino de la mano de BlackRock, una de las administradoras de capital más grandes del mundo. Anunció en 2019 que ya no sólo tomaría en cuenta los intereses de los accionistas, sino que los de todos los participantes del sistema (stakeholders).
Norgesbank, el fondo soberano más grande del mundo, está aplicando un filtro cada vez más estricto con respecto al riesgo ESG de las compañías donde invierte. El último gran ejemplo fue la salida de todas las inversiones relacionadas a Rusia, debido a la invasión a Ucrania.
Críticas sobre la filosofía ESG
Hay quienes critican este enfoque. De la misma compañía del anuncio (BlackRock), se viralizó una carta de su ex gerente de estrategias sustentables. Argumenta que el camino que está siguiendo la sociedad podría no lograr los cambios que necesitamos.
The Economist, por su parte, apunta a enfocarse sólamente en la “E” de ESG. Argumentan que la parte social y de gobierno corporativo no importan si no tenemos un mundo donde habitar.
Por último, existen dudas sobre legitimidad del uso de puntajes ESG para medir si las compañías están haciendo bien al mundo. Hay poca correlación entre distintos rankings, y la falta de objetividad genera incertidumbres en las mediciones.