La explosión de la compra en “cómodas cuotas”
“Su total es de $19.990. ¿Crédito o Débito? ¿Cuotas?”
Para nosotros, este es parte del diálogo de cualquier proceso de compra presencial.
Los chilenos estamos tan acostumbrados a las cuotas, que no nos llama la atención. Sin embargo, en el resto del mundo hasta hace algunos años era algo de lo que no se hablaba.
De a poco, algunos startups comenzaron a ofrecerlo en comercios electrónicos, pero el cambio en los hábitos de consumo de las personas en los últimos años multiplicó este negocio. Solo en Estados Unidos, el mercado del Buy Now Pay Later (BNPL) creció 1.200% entre 2019 y 2020.
Y espacio queda aún. Según una encuesta de Credit Karma, un 44% de los norteamericanos han usado la compra en cuotas y un 75% de ese grupo lo ha usado, al menos, dos veces.
Con esto como referencia, el mercado se ha vuelto atractivo para las compañías. PayPal, Klarna, American Express, Citi y JP Morgan ya se subieron al carro. En agosto, Square anunció la compra de la australiana AfterPay en US$29 mil millones, Apple planea su propio sistema en asociación con Goldman Sachs, Visa también está desarrollando la línea de negocios y Mastercard acaba de anunciar su aterrizaje en el mercado.
La llegada del gigante de los plásticos marca un hito importante en una batalla que tiene a bancos y fintechs buscando la mejor forma para quedarse con una buena porción del mercado de la compra en “cómodas cuotas”.
El servicio de Mastercard que comenzará a operar el primer trimestre de 2022 en Estados Unidos, Reino Unido y Australia, permitirá a bancos y comercios ingresar al sistema sin más intermediarios. La compañía ya se lanzó a la búsqueda de clientes y ya allegó a sus filas a Barclay´s, SoFi, Synchrony y Marqeta. Todas empresas ligadas al financiamiento y los créditos.
Con los jugadores ya en la cancha, lo que queda es ver cómo se comportan los usuarios del sistema.
Por ahora, los reguladores de este mercado que se calcula alcanzará los US$300 mil millones globalmente al 2024 según Worldpay/FIS, han enfocado sus políticas en cómo se ofrece la alternativa a los más jóvenes y en si los consumidores serán capaces de pagar o no los “préstamos” que están tomando. Quizás, las compañías debieran mirar de cerca la experiencia de América Latina, y de Chile en particular, para no cometer los mismos errores que muchos pagaron, y caro.