El legado de “Abenomics”
No la tenía nada de fácil. Cuando en 2012 Shinzo Abe asumió como primer ministro de Japón, la isla llevaba años en crisis. Aunque no era la primera vez que llegaba a ese cargo – ya lo había hecho entre 2006 y 2007-, sí sería la que marcaría su legado.
El escenario era complejo. Las exportaciones eran débiles, el país estaba enfrascado en disputas comerciales con China, y los efectos del desastre nuclear y tsunami de 2011 aún se hacían sentir.
La carga era pesada por la deflación (inflación negativa), el desempleo y el bajo crecimiento. Con esto, el desafío era enorme. Había que sacar a Japón de la recesión.
“Él es probablemente el primer ministro más importante que Japón ha tenido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial”, dijo Robert Ward del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos a la revista Time.
Tres Flechas
El plan que ideó Abe con su equipo para revitalizar la economía descansaba en tres ejes, las famosas "Tres Flechas": aumentar el gasto público, hacer una reforma económica e implementar la expansión monetaria.
Lo de las “Tres Flechas” tiene su origen en que se dice que es fácil romper una flecha que tres juntas. Es decir, los tres ejes en conjunto tienen mayor fortaleza.
Con esto, el objetivo era llegar a un PIB de 600 billones de YEN (unos US$4.3 billones) y alcanzar una inflación de 2% en un país que se acostumbraba a ver deflación.
El plan impuso tasas de interés negativas a corto plazo para impulsar la economía, logró atraer más mujeres a la fuerza laboral y dio garantías al trabajo temporal. Además, apuntaló proyectos de infraestructura y sociales con millones de yenes, e instaló la apertura comercial.
Las medidas fueron miradas con interés por muchos porque su plan era ambicioso.
Su política económica pasó a ser mundialmente conocida como “Abenomics”, y a ser clave en la reactivación de Japón. Aquí les dejo la muestra:
Fuente: Banco Mundial
Aunque hubo un periodo de mayor crecimiento e inflación entre 2012 y 2016, este fue transitorio. Es más, en los últimos años hemos visto una tónica similar en términos de crecimiento a lo que acostumbrábamos ver históricamente.
El plan de Abe siempre ha tenido detractores que aseguran que los buenos resultados han sido poco consistentes y que las políticas laborales no hicieron más que agrandar brecha entre los distintos tipos de trabajadores.
Eso sí, es difícil encontrar a alguien que no reconozca que el plan de Abe rompió la inercia y puso a Japón en un mejor lugar en el contexto económico mundial.
Hace dos años, Abe renunció a su cargo de primer ministro. Aunque participaba en política, ya no tenía un puesto de liderazgo en el gobierno ni en su partido.
Pese a esto, el viernes pasado fue asesinado con dos disparos mientras daba un discurso en la ciudad de Nara justo antes de las elecciones legislativas. Tenía 67 años.
Así se escribe el hoy
La mano de Abe se nota en la realidad de Japón hoy.
Mientras los bancos centrales de occidente están reduciendo estímulos monetarios y fiscales, Japón siguen en línea con los “Abenomics”. El país sigue dando estímulos a una economía que pareciera seguir frenada, pero que, a diferencia de occidente, no tiene el problema de la alta inflación.
La economía japonesa se encuentra levemente rezagada al resto del mundo en su recuperación post pandemia. Durante la primera mitad del año vieron mayores restricciones de movilidad.
Además, Japón es importador de commodities que transforma para exportar, principalmente, maquinaria y autos. Eso hace que sus términos de intercambio (precios que exporto v/s precios que importo) se estén deteriorando.
Si bien la inflación de Japón está, por fin, en un rango sobre el 2% (2,5% exactamente), su aumento se debe fundamentalmente a un aumento en los precios de volátiles. Pero la inflación core (en jerga económica) continúa siendo baja. Por ende, el banco central ha reafirmado que seguirán una política monetaria expansiva mientras el resto de las autoridades monetarias están haciendo lo contrario. Eso ha tenido consecuencias en su moneda.
El yen se ha depreciado a niveles nunca antes vistos en los últimos 20 años. Y aquí les dejo un dato: por lo que pagas por una Big Mac en Estados Unidos, podrías comprar dos en Japón.
Fuente: The Economist
En otro frente, Japón tiene un problema de envejecimiento de la población. En simple, muere menos gente que la que nace. Esto no lo han podido suplir con una mayor inmigración, e inevitablemente pone trabas al crecimiento económico.
El país, que es la tercera economía del mundo, tiene enormes desafíos desde el punto de vista económico. Pero en el escenario actual con estímulos que ya nadie da, podría haber interesantes oportunidades de inversión. Sin ir más lejos, tener un tipo de cambio depreciado les da cierta ventaja a las compañías exportadoras locales.