El año que viene: desaceleración, reformas y, seguramente, un alza del mercado
Para el lunes post elecciones y tras la victoria de Gabriel Boric, el mercado esperaba un alza del dólar -algunos hablaron de sobrepasar los $900- y una caída del IPSA.
Si bien se materializaron el alza del dólar y la caída del índice bursátil, ambos fueron de menor magnitud de lo que algunos presagiaban.
Y con el paso de los días, el cambio se ha ido amortiguando. De hecho, una de las preguntas que más me han hecho esta semana es por qué estos movimientos no han sido más fuertes. La respuesta es simple: el mercado se mueve con las sorpresas. En este sentido, los números antes de la votación indicaban que el mercado tenía bastante internalizado que Gabriel Boric sería el ganador. Con esto, la sorpresa fue solo la amplia diferencia.
Dicho eso, lo que viene ahora es mirar hacia adelante porque es justamente ahí donde están las claves de cómo se moverán las cosas en los meses y años que vienen.
Ya está claro quién será el presidente y quienes estarán sentados en el Congreso. Entonces, desde el punto de vista de la incertidumbre -que es clave para los movimientos de los mercados-, quedan algunas variables por despejar.
Una es qué tono tomarán los integrantes de la Constituyente más allá de la reunión que tuvieran esta semana con Boric, qué temas se tomarán la agenda y qué candidato será el que asuma el gobierno. ¿Será el Boric de primera o segunda vuelta?
También queda ver quiénes tomarán las riendas de ministerios como Hacienda, Interior y Trabajo. Especialmente porque por ahí pasarán gran parte de las reformas que plantea el programa del presidente electo.
Ahora, dejando de lado la política, los próximos dos años no serán fáciles. El escenario de base no es bueno con la inflación al alza, crecimiento bajo, tasas en aumento y un presupuesto ajustado que implicará una reducción del gasto de 22,5%.
Y para sumar un ingrediente extra, las cosas puertas afueras tampoco se ven fáciles. Nuestros socios comerciales, en especial China, Estados Unidos y Europa, están librando sus propias batallas contra problemas similares en términos económicos.
Y como si fuera poco, se suma la nueva variante del Covd-19 que tiene a los países del norte implementando incluso nuevas cuarentenas pese a que los niveles de vacunación son altos.
Con esta realidad se encontrarán las reformas que ha planteado Gabriel Boric.
Así las cosas, creo que va a ser muy complejo que se materialicen cambios radicales en estos primeros dos años. Es verdad que ya se está hablando de los cambios al sistema de pensiones, de hacer una nueva reforma tributaria y de la fórmula que se usará para conseguir aumentar la recaudación vía cambios en temas como el royalty minero, los impuestos verdes, las exenciones y el impuesto a la renta. Sin embargo, cualquiera de esos proyectos deberá pasar por el Congreso en donde el gobierno entrante no tiene mayoría. Claves serán los acuerdos y ahí debiera haber espacio para la moderación.
La nueva administración deberá ser hábil para conseguir apoyos políticos. Pero además deberá buscar la forma para mantener la moral alta entre quienes lo apoyaron para llegar a La Moneda. ¿Qué pensará el electorado de Boric si los avances no son tan radicales o tan rápidos como se pensaba?
Boric ya ha dado algunas señales y esta semana ha dicho que hay que avanzar con pausa (“pasos cortos pero firmes”). Además, dijo estar muy atento a la economía y a las certezas que es necesario dar.
Lo que ocurra en los próximos 80 días antes del cambio de mando será importantísimo para que el mercado tome posición y pueda leer con más claridad lo que viene en un escenario en el que se vislumbra una “recesión técnica” para fines de 2022 o principios de 2023. También serán de vital importancia los proyectos e iniciativas que lance en los primeros 100 días.
Dicho esto, al menos en los primeros dos años y a la luz de los datos, será difícil hacer grandes reformas considerando los equilibrios en el Congreso y la desaceleración de la economía.
Sin embargo, y tal como mencioné anteriormente, el mercado se mueve por las sorpresas y no por lo que ya sabemos. La realidad es que tanto el dólar como la Bolsa tienen una gran cantidad de pesimismo incorporado en sus precios. Por lo mismo pienso que, en ausencia de shocks externos o un nuevo deterioro económico producto del Covid, bastaría que el presidente electo fuera el Boric de segunda vuelta para que el IPSA suba, al menos, un 10% el próximo año.