Tesla y yo
Nunca he sido un gran corredor de autos. Es más, en mi familia me dicen “Driving Mrs. Daisy” en alusión a la película.
Pero, un día me vi sentado en un Tesla con las manos en el volante y la mirada fija al frente. Apenas mi copiloto me dio la señal, apreté el acelerador a fondo y en 3.5 segundos el marcador de velocidad ya estaba en 100 km/hr. Pocos segundos después, justo antes de soltarlo, ya marcaba 200km/hr.
Aunque fue toda una experiencia, ese 17 de noviembre del 2014 no estaba probando un auto para comprarlo. Ese día, conocer y manejar el -en ese entonces- nuevo Tesla S AWD, era parte de la visita a la fábrica de la compañía en Richmond, California. Y mi copiloto era el encargado de “investor relations” de Tesla.
Esta experiencia fue parte de uno de los viajes a conocer compañías que hacíamos antes de la pandemia y que, ¡espero!, podamos volver a hacer pronto. No solo por la tremenda experiencia, sino que también porque la posibilidad de estar in situ en las empresas nos permite conocer de primera fuente lo que está pasando, ver opciones de inversión y entender hacia dónde va el mundo.
La estrella del momento
Pero volvamos a Tesla. Cuando me subí a ese auto eléctrico que les contaba, Tesla valía US$28.000 millones y su meta era alcanzar un nivel de producción de 50.000 autos al año.
La compañía ya no era solo un startup de Silicon Valley, y Elon Musk ya era su CEO hace algunos años. Tenían grandes planes y aspiraciones en un mercado automotriz con compañías de mucha trayectoria y caja como GM, Volkswagen o Toyota. Habían asumido un gran desafío: reducir significativamente la contaminación que producen los autos impulsando la trasformación global a autos eléctricos, mejorando la experiencia de conducir y a un precio que no fuera superior a los vehículos de combustión interna.
Hoy, 8 años después de ese viaje a California, Tesla se ha convertido en una de las marcas más reconocidas y valoradas del mundo. Además, a muchos nos han convencido de que los autos eléctricos van a cumplir un rol muy importante para alcanzar los objetivos de reducir la huella de carbono al 2050.
Se ha transformado en el fabricante de automóviles más valorado del mundo y es líder en ventas en el mercado de autos eléctricos. Solo para hacerse una idea, el año pasado vendieron más de 930 mil autos. Su más cercana competencia, el grupo Volkswagen, vendió 430 mil unidades de autos eléctricos en 2021.
¿Cómo lo lograron? No está del todo claro porque la compañía no va a dar la receta completa. Pero, en una etapa en que la mayoría de los fabricantes de autos del mundo debieron cerrar o limitar su producción producto de las cuarentenas y la escasez de chips, Tesla logró entregar el doble de autos que en 2020.
Hicieron un buen trabajo y aprovecharon la oportunidad para seguir avanzando. Clave fue que cuando los chips comenzaron a escasear, no pararon la producción como su competencia, sino que se reinventaron. Uno de los beneficios, dicen, de no tercerizar todo. “Tesla nunca encargó su software a terceros…reescribieron sus programas de tal modo que pudieron remplazar los chips que escasearon con los que estaban disponibles. Los demás fabricantes de autos no podían hacer lo mismo”, contó Morris Cohen, profesor de Wharton al New York Times hace algunos días.
En octubre pasado, justo cuando la competencia estaba pasando por un momento complicado, Tesla logró su mayor valorización de la historia (US$1 billón), y su Tesla Model 3 fue el auto más vendido en Europa. Y no solo en la categoría de autos eléctricos.
Aunque Elon Musk ya anunció que para este año no vendrán nuevos lanzamientos, los analistas ven con buenos ojos el 2022 para la compañía. Muchos pronostican que venderán 2 millones de autos este año gracias a que nuevas fábricas (Berlín y Texas) comenzarán a producir, y a que la planta de Shanghái está aumentando sus entregas.
Pese a esto, Tesla enfrentará un año con más competencia en la medida que la escasez de semiconductores y otros insumos comience a regularizarse. Además, deberá hacer frente a los problemas que han presentado algunos de sus modelos. Sin ir más lejos, esta semana la compañía hizo un “recall” a más de 50 mil autos por un problema en el software de asistencia al conductor que no funcionaba como se esperaba.
¿Estar o no estar?
Después de leer esto, probablemente creerán que tengo un Tesla y que invierto en la compañía. Pero, no y no.
Tener un Tesla en Chile aún es complicado porque no está la infraestructura necesaria (puertos de carga, por ejemplo). Y, aunque podría invertir, hasta ahora nunca lo he hecho.
La pregunta de cajón es, ¿por qué? Bueno, tengo mis razones.
Siempre la he encontrado una compañía extremadamente cara y, por lo mismo, no cuadra con la filosofía de inversión que seguimos en DVA.
Habiendo dicho lo anterior, miremos la situación actual:
- El año pasado Tesla vendió casi un millón de autos. Aún poco si lo ponemos en contexto de las ventas de las grandes de la industria automotriz. Con las últimas cifras en mano les puedo contar que Toyota vendió 10.5 millones; GM casi 7 millones; el grupo Volkswagen puso en el mercado 9.3 millones; Nissan-Renault logró sumar 7.3 millones; y Ford llegó a los 4.2 millones.
- Si sumamos la valorización de las cuatro compañías más grandes de la industria dejando fuera a Nissan-Renault, llegamos a que juntas valen US$577.000 millones. Por su parte, Tesla, pese a que vende muchísimo menos, está valorizada en US$904.000 millones.
- Alguien me podrá refutar esto diciendo que las ventas de Tesla son de autos eléctricos. Está bien, pero no hay que perder de vista que el grupo Volkswagen vendió 430.000 autos eléctricos el año pasado. Casi la mitad que Tesla. ¿Dónde está el valor asociado a esas ventas?
- El contraste en las valoraciones que el mercado le da a cada una de las grandes compañías vis-a-vis con Tesla, es tremendo. Por ejemplo, si miramos uno de los indicadores más usados en el mercado, la razón precio /utilidad, vemos que el de Tesla es 88,3 veces. En comparación, el de Toyota es 11,57x, el de GM 7,64x, el del Grupo VW 9,11x, y el de Ford 10,84x.
- Tesla se mueve en un mercado que va a seguir creciendo porque la sustitución de autos de combustión interna por vehículos eléctricos se está acelerando. Eso le da buenas perspectivas de crecimiento, pero la competencia sumada de las grandes compañías globales, el esfuerzo que están haciendo en el mercado las compañías de automóviles chinos y los nuevos entrantes, están poniendo presión al segmento.
- Para que Tesla justifique su alta valoración tendría que crecer a tasas muy elevadas por muchos años más.
- Creo en un futuro con muchos más autos eléctricos en las calles, pero también creo, tal como sucede actualmente con los autos de combustión interna, que esos serán de muchas marcas distintas. Dicho esto, o Tesla está muy cara o las otras marcas están muy baratas. Con esto, desde un punto de vista de inversión, pareciera que el equilibrio riesgo – retorno es mejor en un portfolio con varias de las compañías de automóviles tradicionales, que con Tesla.
Como se podrán imaginar, oportunidades para invertir en Tesla he tenido muchas en estos 8 años. La hemos analizado varias veces, pero la conclusión siempre ha sido la misma: su valor es demasiado alto.
Eso sí, viendo cómo ha subido el precio en el tiempo, asumo que me he equivocado. Pero en inversiones se mira al futuro y no al pasado. Y mirando al futuro a los precios actuales, estoy más cerca de comprar un Tesla que sus acciones.