China: ¿Final o nuevo comienzo?
Durante años en el mundo pre-pandémico, China fue el principal motor de crecimiento de la economía global. Hoy nos preguntamos si esto seguirá siendo válido o si definitivamente el mundo cambió.
Si bien creemos que China seguirá siendo una potencia económica, es probable que deje de ser la fuente más atractiva de crecimiento en el corto-mediano plazo. Al mismo tiempo, estamos convencidos que el gigante asiático pasará a ser una de las principales fuentes de diversificación de los portafolios de inversiones globales.
Una economía que seguirá siendo relevante… China experimentó un rápido crecimiento económico en las últimas décadas, pero en el último tiempo este se ha desacelerado. La estricta política de “Cero COVID” afectó gravemente su economía, provocando que la tasa de crecimiento llegara al 3,0% en 2022, muy por debajo del objetivo que se había impuesto el propio gobierno de 5,5%. Para el 2023, se planteó crecer alrededor de un 5%, el menor objetivo de crecimiento de los últimos 30 años.
…pero difícilmente crecerá al ritmo de antaño. China se enfrenta a una serie de desafíos estructurales que pueden limitar su potencial de crecimiento de largo plazo. Por un lado, la fuerte campaña de “rectificación” que inició el gobierno en contra de las grandes tecnológicas trajo importantes consecuencias al sector, mermando la confianza de empresas e inversionistas internacionales. El índice MSCI China Top Tech llegó a caer más de 70% desde su peak en febrero del 2021.
No obstante, este conflicto pareciera estar viendo la luz al final del túnel. Compañías como Alibaba han decidido separar su negocio en seis unidades distintas que abarcan desde el e-commerce hasta los medios de comunicación y la nube. Otro ejemplo es Tencent, gigante tecnológico dueño de WeChat, quien se estima que venderá más de USD 14.000 millones de su cartera de inversiones. Si bien el mismo gobierno ha dado señales de que esta campaña ya está terminando, marca un precedente sobre la capacidad que tiene para influir en los sectores más relevantes de la economía, algo que no es visto ligeramente por los inversionistas.
Otro desafío estructural es la crisis inmobiliaria. Por años este sector fue fundamental para el crecimiento de China, llegando a representar cerca del 30% de su PIB. Este dinamismo vino acompañado de un alto endeudamiento de las inmobiliarias. El gobierno inició una fuerte campaña de desapalancamiento del sector que derivó en una crisis de liquidez. El caso más emblemático fue el default de Evergrande.
Adicionalmente, la tensión en las relaciones comerciales con Estados Unidos tiene un impacto negativo. Este conflicto, que comenzó en 2018 bajo la administración de Trump, ha llevado a que China busque desacoplarse, voluntaria o forzosamente, de EE.UU.
Uno de los aspectos más importantes del conflicto es la presión que la administración de Biden ha puesto sobre sus empresas y las de sus aliados, para prohibir las ventas de maquinaria y de tecnologías avanzadas a China con el objetivo de disminuir la capacidad de Beijing de acceder o crear chips de alta gama que podrían usarse con fines militares. Esto ha tenido como consecuencia la búsqueda de la independencia en la fabricación de estas tecnologías críticas, algo muy difícil de alcanzar y que está teniendo implicancias geopolíticas con Taiwán como actor relevante.
A pesar de todo esto, hemos sido testigos de cómo China ha logrado sacar adelante varias industrias locales sin la participación de los grandes actores internacionales. Baidu, por ejemplo, tiene cerca del 60% de la participación de mercado en búsquedas por internet relegando a Google que se retiró del país el 2010. Otro ejemplo es la red de tarjetas de crédito UnionPay, que prácticamente tiene el 100% de la participación de tarjetas de crédito en el país y más del 40% a nivel mundial. La historia nos demuestra que lo más probable es que China siga enfocada fuertemente en independizarse de EE.UU. y occidente.
Lo anterior, junto al mayor nivel de desarrollo alcanzado por nuestro principal socio comercial, tiene, desde el punto de vista de las inversiones dos importantes consecuencias: 1) China ya no será la fuente más atractiva de crecimiento económico global, aunque seguirá siendo una economía enorme y diversa, con un gran potencial de actividad en ciertos sectores, y 2) el avance del “desacople” con occidente llevará a que China se vaya transformando en una creciente fuente de diversificación aumentando, en este sentido, su atractivo como inversión. Sin duda, algo deseable para todos quienes nos dedicamos a las inversiones.
*Esta columna fue publicada originalmente el 27 de abril de 2023 por El Mercurio Inversiones en el siguiente link.