Más cerca de las estrellas
Para ir a la Estación Internacional Espacial hay que desembolsar US$55 millones. Un lujo, pero tranquilos que, así como vamos, subirnos a un cohete podría estar más cerca de lo que creemos.
Si el año 2021 fuera una película, ¿qué nombre le pondrían?
Si les preguntara cómo quisieran que aparezca el año 2021 en los libros de historia, ¿qué me dirían?
Lo pienso y se me vienen varias respuestas a la cabeza. En un año en el que pasaron tantas cosas, mis respuestas irían por aquí:
2021: Pandemia 2.0
2021: La nueva normalidad
2021: Crisis climática, “la última advertencia”
2021: La digitalización llegó para quedarse
Todos (creo) muy ad hoc a lo que vivimos como sociedad en este último año.
Sin embargo, pensando en el futuro hay un título que no puede quedar fuera.
2021: Más cerca de las estrellas
La economía del universo se tomó el calendario en distintos momentos del año. Las pugnas entre grandes magnates por ser el primero en llegar al espacio, el inicio de la industria del turismo espacial y la “constelación” de satélites llamados a ser el nuevo internet, fueron parte de los avances de la humanidad en nuestro afán por conquistar más allá de la atmósfera.
Solo para graficar lo que ocurrió, Space X (la compañía de Elon Musk) alcanzó los 100 aterrizajes exitosos a fines de diciembre del 2021 y Starlink, la compañía de internet sin barreras ya tiene en órbita 2.000 satélites.
Con tanto avance, es la hora de preguntarse cuál ha sido la clave para dar estos importantes pasos. Y la respuesta está en los costos.
Esta, hasta ahora una de las principales barreras, está siendo superada para dar paso a una mayor cantidad de expediciones. Así, hoy en día, el lanzamiento al espacio de un cohete SpaceX puede ser un 97 % más barato que el costo de un viaje en una Soyuz rusa en los años 60.
En el gráfico a continuación podrán observar la evolución de los costos asociados por kilogramo lanzado al espacio ajustado por inflación.
La llegada de la actividad privada a un área que solía estar ocupada únicamente por instituciones públicas, ha generado que la rentabilidad de los vehículos mejore sustancialmente.
Esta optimización en términos de rentabilidad viene de la mano de la reutilización de artefactos que son esenciales (y caros) para los viajes al espacio. Hoy en día, los propulsores de Space X son reutilizables. Por ejemplo, el cohete Falcon 9 se ha lanzado seis veces al espacio para llevar satélites de Starlink y ha vuelto sano y salvo. La premisa es una sola: ahorrar es progresar.
Si a esto le sumamos el creciente interés por el turismo espacial, queda claro que los incentivos para seguir disminuyendo los costos son altísimos. Esto queda en evidencia cuando leemos las palabras del director de SpaceX, Benji Reed.
Queremos hacer que la vida sea multi planetaria y eso significa poner a millones de personas en el espacio.
¿Cuánto vale ir al espacio?
A pesar de que ha disminuido el costo de ir al espacio a medida la tecnología avanza, las palabras del Sr. Reed aún están lejos de transformarse en una realidad.
El año pasado por un ticket de Virgin Galactic, la compañía de Richard Branson, se pagaron hasta US$450.000. Ese vuelo, el primero con turistas, ni siquiera logró cruzar la línea de Karman que es la línea ubicada a 100 km del nivel del mar que separa el estar o no en órbita según la federación aeronáutica internacional. (Hago un paréntesis aquí para contarles que existe un debate profundo acerca de donde exactamente comienza el espacio. Sin embargo, ese tema lo dejaremos para una siguiente discusión).
En el caso del primer vuelo de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, el precio de un ticket quedó fijado en una millonaria subasta: US$28 millones.
Si hablamos de los vuelos más allá de la línea de Karman, inmediatamente tenemos que sumar ceros. Así, el 30 de marzo próximo tres pasajeros viajarán a la Estación Espacial Internacional (ISS). Será un viaje de 10 días que fue organizado por la norteamericana Axiom Space en conjunto con Space X, y que ya cuenta con la aprobación de la NASA. Para reservar su asiento, cada viajero pagó cerca de US$55 millones.
Todo un lujo que, quizás, en algunos años podría ser más accesible. ¿En cuántos? Imposible aventurarse.