DVAenCuarentena| Y el mejor de la historia es…

Hola a todos, muchas gracias a todos los que participaron en la encuesta, teníamos miedo de que les diera lata, pero más de 100 personas respondieron, con lo que estamos muy contentos.

Lamento informar que nadie adivinó correctamente, de hecho, una persona apostó por 47%, casi casi casi. Hablando de eso, ¿cuál era la idea del experimento?

Primero, dividimos la base de datos en dos y enviamos dos encuestas distintas. Al primer grupo (grupo A), antes de estimar el porcentaje que eligió a Michael les pedimos que lo compararan con los puntos que hizo en su primer partido (16 o 16%). Al segundo grupo (grupo B), le pedimos que lo compararan con el partido en el que hizo historia al anotar la mayor cantidad de puntos en un partido de playoffs (63, o 63%).

La idea detrás de esto, es comprobar un sesgo mental llamado anclaje (o anchoring en inglés). La premisa es que frente a situaciones que no sabemos la respuesta, usamos un número base desde el cual «ajustamos» hasta llegar a nuestra estimación. Según este principio, los miembros del grupo A deberían adivinar un número menor a los del grupo B.

Algo que me llamó aún más la atención, es que el promedio de ambos grupos supera por mucho la respuesta real de la encuesta original.

¿Por qué? Aquí entra en juego una segunda heurística, llamada de «disponibilidad«. Quizás si la serie del momento fuera de Larry Bird, Wilt Chamberlain o Lebron James, las respuestas habrían sido muy distintas. Asignamos una probabilidad a algún evento o estimación según que tan «fácil» nos acordemos del mismo.

¿Por qué les hablo de todo esto? Este tipo de tomas de decisiones van más allá de encuestas y juegos mentales, de hecho repletan nuestras decisiones del día a día, y pueden tener un costo muy alto si nos alejamos mucho de la «racionalidad».  El artículo que les quiero compartir esta semana analiza el efecto de la irracionalidad en las inversiones.

1 – Staying Rational During Market Volatility (Infografía – 5 min)

De nuevo, muchas gracias a los que respondieron y espero les haya gustado el experimento.

Para los que les interese indagar más en este tipo de cosas, Thinking, Fast and Slow sería mi mayor recomendación. Escrito por el premio nobel de Economía Daniel Kahneman, expone muchas de nuestras falencias usando ejemplos como los de este correo. En la oficina estamos leyendo semanalmente Nudge, de Richard Thaler (y Cass Sunstein), y por ahora va muy bien también.