Mis 10 años como inversionista en 5 minutos

Si esforzarme en algo durante los próximos 5 minutos me fuese a entregar los resultados que lograría en 10 años de trabajo acumulado, seguramente no lo dudaría y lo haría lo mejor posible. Mi problema sería elegir en qué quiero mejorar.

Diez años de entrenamiento me podrían llevar a los Juegos Olímpicos, a ser un tremendo músico o un escritor reconocido. Se me empiezan a ocurrir muchas ideas. Sin embargo, tengo claro que hay un área que si la desarrollo, lograría cierto tipo de estabilidad para siempre. Aprender a manejar el dinero y convertirme en un experto acumulando la experiencia de 10 años en poco tiempo, me puede cambiar la vida de manera definitiva.

Muchos creerán que, porque trabajo en inversiones, nací sabiendo invertir. Error. Al igual que muchos de ustedes, partí casi de cero, pero con una meta clara. Aquí les dejo el camino que empecé hace 10 años y que ha estado lleno de incertidumbre, temores y aprendizajes. También de cosas buenas y de resultados.

La máquina del tiempo

Los invito a revivir la última década. Sí, desde el 2012 hasta hoy, pero en menos de 5 minutos.

¡Empecemos!

Febrero de 2012: han pasado casi cuatro años desde la gran crisis subprime que estalló en Estados Unidos. El mundo accionario cayó más de 50% en su peor momento. ¿A alguien se le ocurriría invertir y exponerse a un riesgo así? Difícil, pero mis ganas de ser dueño de una parte de Apple, Google, MasterCard, Nike y varias de las mayores empresas del mundo, me impulsa a tomar esta loca decisión.

Mirando más datos antes de invertir, me doy cuenta que el mercado ya ha subido cerca de 100% desde su punto mínimo. ¿No habrá subido mucho ya? Seguro que cae, ¿o no?

Estamos diseñados para pensar en el corto plazo. Mi mente y mi estomago van a mil por hora, pero me acuerdo de uno de los mejores consejos que me han dado:

“Si vas a invertir en el mercado accionario, apriétate el cinturón ya que es una montaña rusa que no te va a dejar de sorprender. En las primeras vueltas puedes subir o caer y lo más probable es que no lo estés pasando bien. Es algo nuevo y hay mucha incertidumbre. Lo que sí te aseguro es que esta montaña rusa es especial, ya que no va a volver al punto donde partiste. En el largo plazo tiene pendiente positiva y solo te va a llevar hacia arriba. Lo único que te pide es tiempo”.

¡No se diga más! Llegó el momento de hacer trabajar mi dinero de manera inteligente. Voy a invertir $100.000 al mes en un fondo accionario diversificado y me voy a olvidar. Para pensar menos, voy a ir al banco y dejaré la transferencia programada.

No voy a mentir. Los primeros días me metía a revisar mis chauchas a cada rato. La ansiedad que me generaba el dinero era tremenda. Eran mis únicos ahorros, y perder $100 me podía llevar a dormir mal.

Partir bien, es decir con retornos positivos, creo que puso los cimientos para convertirme en un buen inversionista. ¿Pura suerte? Probablemente, porque si partía mal quizás sacaba todo y me ponía a apostar en la hípica.

A los dos años, ya había puesto $2.400.000 de mi bolsillo ($100 luquitas todos los meses). El mercado me había ayudado a crecer y ya tenía $3.100.000. Habían sido buenos años con retornos de +8,0% el primero y un espectacular +40% el segundo.

El mercado me estaba ayudando. Pero si hacia los números, mi bolsillo seguía haciendo la mayor parte del esfuerzo. El 77% de los $3.100.000 habían salido de mis ahorros y el mercado “solo” me había ayudado con el 23%. Nuevamente me llené de dudas.

¿Habrá subido mucho? ¿Valdrá la pena esto si yo estoy haciendo gran parte del esfuerzo?

Ahí fue cuando me acordé de un consejo que me dio mi abuelo. Solo alguien que ha vivido mucho la puede tener tan clara.

“Las cosas no ocurren de la noche a la mañana. Todo lo bueno llega con mucho esfuerzo, pero si, y solo si, le das tiempo”

Seguimos entonces y la transferencia programada se mantiene a pesar que hay meses que feliz me hubiese gastado esa plata en salir a comer.

Preparando el año nuevo del 2015

Todo venía bien hasta noviembre de 2015. A esa altura ya tenía $6.900.000 en mi cuenta de inversión. Desde que había empezado a invertir, el mercado accionario no había parado de subir y llevaba un increíble 96% de alza.

En las noticias veía que hablaban de una crisis o mercados caros, pero a mí me daba lo mismo. Yo me sentía invencible. Era el mejor inversionista de mi grupo de amigos y hasta en los “yo nunca, nunca” sacaba ejemplos de mis inversiones.

Eso, hasta que llegó la caída de la montaña rusa.

Fueron 4 meses de sufrimiento con una caída de aprox. 15%. Parecía el fin del mundo, pero durante estos años de inversionista me había preocupado de aprender. Un par de libros y algunas buenas cuentas de Instagram me habían anticipado que las caídas eran el peor momento para arrancar.

Después de la tormenta viene la calma, o el rebote como le decimos en inversiones

Podría contar que durante los años que quedan en esta historia apareció Trump y la guerra comercial con China, el coronavirus, los miedos por el mercado inmobiliario chino y muchísimas noticias más que me asustaron en el camino.

Sin embargo, todo esto ha sido ruido de corto plazo al que yo prefiero bajarle el volumen. Básicamente, no tomarlo en cuenta.

Lógicamente me duele la guata cuando los mercados caen. ¿A quién no? Pero mi convicción es que las mayores empresas del mundo van a seguir teniendo negocios rentables en el tiempo y que yo, como su socio, me veré beneficiado.

Empresas como Apple, MasterCard, Nike, Nvidia y muchas otras, tienen en sus manos mis inversiones y yo confío en ellas. A algunas le irá mal, pero estoy seguro que mi portafolio diversificado me va a proteger de los vaivenes de algunas y, a la larga, me hará crecer igual.

Un no final feliz

Les puedo contar cómo voy, pero no les puedo decir que este sea el final feliz de mi historia. Me quedan muchos años de inversionista y obviamente muchas subidas y bajadas de esta montaña rusa.

Después de 10 años de inversiones he puesto $12.000.000 de mi bolsillo. Un montó que nunca pensé podría ahorrar. Gracias al mercado hoy tengo más o menos $24.700.000 y, con mucho orgullo, puedo decir que estoy haciendo menos de la mitad del “trabajo sucio”. El mercado es el responsable del 51% de mis ahorros. Nada de mal…